TRAS LAS HUELLAS DEL HIJO DEL TRUENO
POR: GREGORY BARDALES PEREYRA
El término Boanerges es el nombre que los antiguos pueblos de Sumeria y Acadia le daban a la seta alucinógena conocida científicamente como Amanita muscaria, la cual era empleada como un agente enteógeno, productor de visiones en el contexto de rituales religiosos. Al parecer, según el evangelio de Marcos (capítulos 3, 17 y 21), Jesús, Santiago y Juan también hicieron uso de ella[1], como era costumbre entre los galileos marginales que hacían parte de la resistencia contra Herodes el Tetrarca.
Porque
no es raro ver descender de los valles perdidos de la alta Galilea a
clanes de montañeses peludos y barbudos, armados con lanzas, con las
cortas sicca y el pequeño escudo redondo. Éstos, drogados por el boanerges, el
«hijo del trueno», la terrible seta alucinógena, caen sobre las ricas
residencias de la dinastía idumea y de sus más importantes oficiales,
tanto por amor al pillaje y a la guerra como por odio a los
«incircuncisos». (AMBERLAIN: 1985).
La traducción de Boanerges como «hijo del trueno» puede deberse a que el hongo aparece inmediatamente después de la tormenta. (ALLEGRO: 1971). No obstante, la palabra también haría alusión a las antiguas historias mitológicas de los “gemelos celestiales”, la más famosa de todas es la de Castor y Pollux[2], hijos de Zeus (dios del Trueno), que representan la volva y el tallo del hongo. (ALLEGRO: 1971: 62).
Esta idea se ve reforzada cuando identificamos el término Boanerges
como una inversión del prefijo y el sufijo (por lo demás, un uso muy
común en los nombres del Cercano Oriente) de la palabra sumeria Gesh-puanur
(puanur-gesh), que significa “guardián de la bóveda del cielo”, título
que se le asignaba a uno de los Dióscuros o gemelos celestiales. (CHILTON: 2001: 196).
Pollux
era el hombre fuerte. Su nombre es una especie de forma mezclada de la
frase sumeria LU-GEShPU, “hombre fuerte”, y asimismo “guardián,
carcelero” […]. La frase sumeria completa de la cual proviene el nombre
griego era GEShPU…AN…UR (leído como pu-an-ur-ges) significa “hombre
poderoso (sosteniendo) el arco del cielo”, una imagen caprichosa del
tallo soportando la cubierta del hongo […]. (ALLEGRO: 1971: 58).
Al
mismo tiempo, esta simbología también nos remite a la unión del falo
masculino (el tallo del hongo) con la vulva femenina (la volva del
hongo). En efecto, por un lado, el nombre Pollux deriva del griego phallux (falo) y, por otro lado,
El nombre Castor se asocia con el griego gaster (“vientre”, “útero”) […] que tiene el sentido más general de “vaina” […]. (ALLEGRO: 1971: 58).
Identificación de la Planta
Son muchos los investigadores que coinciden en afirmar que la Amanita Muscaria es la misma planta que el Rig Veda llamaba Soma[3] y los persas denominaban Haoma
(Soma y Haoma significan “lo que es presionado”, en referencia a la
antigua ceremonia de martilleo y presión de la planta), la antigua
Hierba de la Inmortalidad[4]. (TEETER: 2005).
El trabajo del señor Wasson establece convincentemente que, entre todos los posibles candidatos para Soma, la Amanita Muscaria es la más convincente. (LÉVI–STRAUSS: 2004: 83, 84).
El
Soma del RigVeda no constituiría en la historia del mundo asiático, un
episodio aislado, sino la manifestación última de un culto eurasiático
muy difundido y que perpetuarían por aquí y por allá, las leyendas
relativas al árbol de la vida y a la Hierba de la Inmortalidad.
Desde
aquí es claro que se puede llegar muy lejos hasta ver, por ejemplo, en
el Árbol del Conocimiento y la Fruta Prohibida del génesis la imagen
fabulosa pero todavía reconocible, del abedul siberiano[5], huésped del hongo del fuego en el tronco, y de la amanita que da entrada en el saber sobrenatural al pie. (LÉVI–STRAUSS: 2004: 220)
Las
tribus de Siberia que comían estos hongos no conocían otros
intoxicantes hasta que los rusos introdujeron el alcohol. (EVANS: 2000:
82)
El Soma sería la Amanita “matamoscas”[6] (Amanita muscaria),
bien conocida incluso en Francia por los recolectores de hongos, y de
la cual se sabe desde el siglo XVIII que la mayoría de los pueblos
paleoasiáticos –Kamchadales, o
Itelmen, Koriakos, Chukchis, Yukaguires– consumían ritualmente y hasta
le consagraban un verdadero culto en virtud de sus propiedades
alucinógenas. (LÉVI–STRAUSS: 2004: 212)
La Amanita Muscaria es conocida por producir orina psicoactiva en sus usuarios, de la misma forma que lo hacía el Soma védico (según el Rig Veda, los sacerdotes orinaban la soma diluida), una propiedad que ninguna otra planta alucinógena de Eurasia tiene la capacidad de producir.
La Amanita
es un enteógeno cuyas propiedades para producir visiones se sabe que
resisten el procesamiento metabólico. Beber la orina de forma ritualista
forma parte de una serie de ceremonias con la amanita “matamoscas” que han sobrevivido en Siberia[7] y en otras partes, pues reduce las propiedades vomitivas que caracteriza el consumo directo del extracto de Amanita, a la vez que retiene durante casi 5 ingestiones la substancia química, el muscimol, que en la seta seca es el agente enteógeno. (SMITH: 2001).[8]
…
en Siberia oriental, la orina del consumidor de amanita era
apreciadísima… Bebida por una comparsa o por el intoxicado mismo, tiene
el don de causar o renovar la misma embriaguez que la provocada por la
ingestión del hongo fresco, o las mas de las veces, secado. […] esta
orina acaso fuese preferible a la sustancia primera; más potente, dicen
unos, o, según otros, porque ciertos compuestos químicos presentes en el
hongo y responsables de síntomas desagradables, se eliminarían durante
el paso por el cuerpo, en tanto que el alcaloide o los alcaloides
alucinógenos serían preservados. (LÉVI–STRAUSS: 2004: 215)
La Amanita Muscaria y los Orígenes de la Celebración Eucarística[9].
En el Zoroastrismo, el Haoma
es el nombre dado a la planta amarilla cuyo jugo era extraído y
consumido en la ceremonia Yasna, el sacrificio general en honor a todas
las deidades.
El Haoma era considerado por Zoroastro como el Hijo del Sabio Señor y Creador (Ahura Mazda),
jefe sacerdote del culto Yasna. Él era considerado al mismo tiempo como
sacerdote y como víctima en la ofrenda sacrificial sacramental durante
el ritual de adoración, pues se
creía que había encarnado en la planta sagrada, la cual era martilleada
hasta la muerte a fin de extraer su elixir de vida eterna para todo
aquel que lo consumiera. [10]
Posteriormente, en tanto intermediario entre Dios y el hombre, el Haoma adquirió un lugar y un significado sacramental en la adoración de Mithra (dios Indo-Iranian de la luz). El banquete sacramental mithraico se derivaba de la ceremonia Yasna: el vino toma el lugar del Haoma y Mithrathat toma el lugar de Ahura Mazda. La liturgia de los Yasna también constituye una notable anticipación de la misa cristiana.
No parece creíble que el vino sagrado de Mithra fuese un “vino alcohólico”, más bien se habría tratado de un tipo de Haoma,
toda vez que a este “vino” se le atribuía propiedades excepcionales
comparadas con el vino ordinario. El vino sagrado daba vigor al cuerpo,
prosperidad, sabiduría y el poder de combatir a los espíritus malignos y
de obtener la inmortalidad.
Es razonable suponer que el vino eucarístico original de la temprana cristiandad fue idéntico al vino Mithraico, toda vez que el Mithraismo, bastante difundido durante el tardío
Imperio Romano, tuvo una profunda influencia en la temprana
Cristiandad, especialmente desde la adopción del 25 de diciembre
(cumpleaños de Mithra) como fecha para la celebración de la Navidad (el
cumpleaños de Cristo) y la adopción del Domingo como “día del Señor”
(día de la semana dedicado a Mithra), en lugar del Sábado hebreo.
Además, también el Haoma, como Cristo, es considerado como “Hijo de Dios”, es el jefe sacerdote de la religión y el sacramento–sacrificio principal.
BIBLIOGRAFIA
1. ALLEGRO, John M. 1971. Le Champignon sacre et la Croix, Albin Michel, París.
2. AMBERLAIN, Richard. 1985. El Hombre Que Creó A Jesucristo. Ediciones Martinez Roca. Barcelona.
3. CHILTON, Bruce; NEUSNER, Jacob. 2001. The brother of Jesus: James the Just and his mission. Westminster John Knox Press. USA.
4. ENCYCLOPEDIA BRITANNICA. 1991. Rites & Ceremonies vol. 26, pg. 789.
5. EVANS Schultes, Richard; HOFMANN, Albert. Plantas de los Dioses. Las fuerzas mágicas de las plantas alucinógenas. Fondo de Cultura Económica. México.
6. LÉVI–STRAUSS, Claude. 2004. Antropología estructural: mito, sociedad, humanidades. Siglo XXI. México.
7. SMITH, Huston. 2001. La Percepción Divina. El significado religioso de las substancias enteógenas. Editorial Kairós. Barcelona.
9. WASSON, R.G. 1968. “Soma: Divine Mushroom of Immortality”. Harcourt Brace Jovanovich. Nueva York.
[1] Según Teeter, los
“elementos imposibles” de la historia de Cristo (prodigios, milagros,
etc.) podrían estar describiendo los efectos de esta planta. (TEETER:
2005) Además, nos recuerda que el Nuevo
Testamento no es un documento histórico sino que más bien se trata de
una “historia ficcionada” en la cual subyace, convenientemente
domesticada, la presencia del hongo.
[2] Mencionados en Hechos 28:11.
[3] Una
antigua tradición hindú, recogida en el Rig–Veda […] afirma que
“Parjanya, el dios del trueno, fue el padre del soma”. (EVANS: 2000:
82).
[4] Otros equivalentes son el Néctar (que significa “vencedor de la muerte”) y la Ambrosia (de Ambrosio, que significa “No-Mortal”) de los griegos.
[5] Los abedules y las coníferas son los únicos árboles que permiten la proliferación de amanita. (LÉVI–STRAUSS: 214).
[6] La seta atrae a las moscas y las deja temporalmente en un estado de estupor. Los Europeos la utilizaban para cazar moscas.
[7] Pueblos siberianos, como los koriakos, también bebían la orina alucinógena.
[8] El suizo Eugester y el japonés Takemoto aislaron los compuestos psicotrópicos de la Amanita. El ácido iboténico se transforma en muscimole durante el proceso de secado de la planta. (EVANS: 2000: 83).
[9] Enciclopedia Británica (1991, vol. 26, pg. 789, Rites & Ceremonies).
[10] Soma en Sánscrito, de la raíz su o bu, que quiere decir “exprimir”.
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